ESTRÉS
FAMILIAR. INCORPORA UN COACH A LA FAMILIA.
PLANIFICA. ESTAS A TIEMPO |
Los
procesos de afrontamiento familiar frente al estrés tienen niveles de
abstracción diferentes, y las familias
se desplazan a través de ellos de una forma evolutiva y estos niveles los podemos resumir en tres.
Estos
procesos acompañados por un profesional del Coaching ayudan a descubrir a los
miembros implicados en el proceso familiar a descubrir el camino.
Así,
la primera tarea que realiza la familia cuando se encuentra en una situación
estresante, es intentar cambiar sus procesos en el NIVEL I.
Desde
esta perspectiva, se puede:
1.-
cambiar las reglas familiares,
2.-reubicar
las responsabilidades, o
3.-modificar
las tareas en el sentido de quién hace qué.
Si
los cambios en los procesos del NIVEL I tienen éxito, entonces la familia
atraviesa un período de recuperación en el que no hay una necesidad de afrontar
procesos relacionados con cambios en los NIVELES II o III.
Muchas
estrategias de afrontamiento probablemente pueden utilizarse para realizar
cambios en cualquier nivel. En este sentido, una familia puede tratar de cambiar
en cualquier nivel durante mucho tiempo antes de desplazarse a un nivel
diferente. Asimismo, es probable que no todas las familias se desplacen siempre
a través de estas secuencias del desarrollo.
Pueden
existir ciertos eventos estresores, tipos de familias, y situaciones en las que
se puede prescindir de un nivel o de introducir cambios de un modo diferencial.
Estrés
en el NIVEL I
Cuando
las familias experimentan estrés en el nivel I, las estrategias de
afrontamiento que utilizan representan intentos de:
1.-
cambiar modelos relativamente específicos en la conducta de los miembros
familiares o
2.-en
las expectativas de rol o reglas del sistema familiar.
En
este nivel de estrés, las familias tratan:
1.-de
elaborar nuevas reglas y nuevos procesos de transformación, introducidos en
algunos casos de un modo consciente y en otros de una forma no consciente.
Lo
importante es que el metanivel básico del sistema referente a las reglas sobre
las reglas, a las reglas sobre el cambio de reglas, o las reglas sobre la
negociación de reglas, permanece intacto.
Desde
esta perspectiva, se considera que el estrés en el nivel I no conlleva a una
modificación
en los procesos de niveles superiores Así:
1.-el
modo de dirigir la familia,
2.-los
métodos de toma de decisiones,
3.-la
conducta cooperativa o competitiva de la unidad familiar, o
4.-la
cantidad de expresiones de amor, interés y compasión,
se
mantienen intactos en el nivel II.
Asimismo,
los cambios en los procesos de nivel III como por ejemplo:
1.-los
valores básicos,
2.-la
filosofía de la vida,
3.-la
orientación sagrada versus la secular o
4.-las
creencias con respecto a una orientación económica versus una
preocupación por la parte emocional de la vida, no son objeto de modificaciones.
En
el caso de que la familia afronte con éxito los estresores, utilizando los
procesos del NIVEL I, volverá a un nivel normal de funcionamiento. Para ello,
la familia puede buscar ayuda en un COACHE. Así, en la medida en que la familia
reanuda su actividad normal, su atención centrada anteriormente en la situación
estresante, se desplaza ahora hacia otros ámbitos de la vida familiar tales
como los estudios, los amigos, el ocio, etc.
Estrés
en el NIVEL II
Sin
embargo, cuando las estrategias de afrontamiento de la familia en el NIVEL I no
resultan útiles para enfrentarse a los estresores, la situación de la familia
se hace cada vez más difícil.
En
esta situación, el sólo hecho de reajustar las reglas o cambiar lo superficial
o aspectos obvios de la familia resulta insuficiente de tal forma que la
familia necesita realizar cambios más importantes o de metanivel. Así, si un niño
se comporta de forma preocupante, es fácil suponer que el sistema familiar
inicialmente trate de utilizar estrategias de afrontamiento en el NIVEL I.
Actuará por ejemplo utilizando métodos de disciplina más severos, privará de
recompensas al niño, le retirará recursos, cambiará algunas reglas, etc. En
algunas situaciones, estos cambios en el NIVEL I tienen éxito, pero en otros
casos no dan resultado por lo que los padres pueden empezar a reevaluar su acercamiento
total hacia la disciplina; esto implicaría un acercamiento a los procesos del
NIVEL II. Así, los padres pueden cambiar las formas con que se relacionan con
el hijo. Por ejemplo, pueden darse cuenta de que han estado utilizando métodos
de disciplina que son inapropiados para la edad de su hijo y que es necesario
introducir un nuevo tipo de disciplina. Este tipo de cambio es más complejo, abstracto,
y fundamental que los cambios en el NIVEL I puesto que tratan con las reglas
sobre las reglas.
Estrés
en el NIVEL III
Cuando
las familias son capaces de tratar con éxito los eventos estresores utilizando
procesos de los NIVELES I o II, tienden a regresar a su nivel normal de
funcionamiento. Sin embargo, en algunas situaciones, la familia no es capaz de
manejar los nuevos inputs del sistema. En esta situación, la familia se desliza
gradualmente dentro de una situación estresante más profunda y más seria.
Cuando esto sucede, la estructura de la familia se resquebraja y los supuestos
paradigmáticos se cuestionan. La filosofía básica de la familia y las
orientaciones en la vida se reevalúan, de modo que estas creencias básicas
pueden ser modificadas, rechazadas o fortalecidas.
Por
ejemplo, una familia que se oponga al consumo de drogas se enfrentaría a un
evento estresor si descubriera que su hijo adolescente consume drogas. La
familia podría en primer lugar utilizar para crear el cambio, alguna de las
numerosas estrategias de afrontamiento en el NIVEL I. Por ejemplo, los padres
podrían hablar con el hijo sobre el peligro de las drogas o podrían expresar su
desaprobación con respecto a esta conducta. En el caso de que estos métodos
particulares del NIVEL I no funcionasen, entonces la familia podría introducir otros
cambios en el NIVEL I como obligar al hijo a que regrese a casa más pronto, o
retirarle recursos materiales como el dinero o la disponibilidad de vehículo
para las salidas nocturnas. Sin embargo, si los cambios en el nivel I no tienen
éxito, entonces la familia podría recurrir a cambios más fundamentales en el
NIVEL II. Así, podría cambiar sus métodos de disciplina básicos o podría
trasladar al hijo a otra ciudad, es decir, serían cambios en la estructura
básica de la familia.
Si
estos métodos en el NIVEL II no funcionan, entonces la familia puede cuestionar
eventualmente algunas de sus creencias básicas. Por ejemplo, puede adoptar una
visión de la vida fatalista y concluir que las cosas sucederán tal y como
tienen que suceder y que se tiene menos control sobre el mundo de lo que
supuestamente se pensaba. La familia puede asimismo reajustar y reorganizar sus
prioridades en la vida e implicarse en actividades que supongan un cambio en
los valores. Por ejemplo, pueden reevaluar sus creencias sobre la adecuación de
las drogas o leyes, pueden decidir oponerse al sistema legal o iniciar una
cruzada para que las leyes sean más severas.
Estos
cambios en las creencias pueden incluso extenderse a otros ámbitos de la vida,
como al tipo de relación que mantiene la familia con los amigos, con los
parientes, o con la comunidad.
En
todos estos supuestos de estrés familiar, la reconducción es conveniente
llevarla a cabo contando con la colaboración y la profesionalidad de un nuevo
miembro de la familia “el coach” que como un miembro más intentará de
reconducir posturas, ajustar comportamientos y hacer descubrir en los miembros
de la familia a través de un proceso su posicionamiento en el grupo.