sábado, 31 de agosto de 2013

ESTRÉS FAMILIAR. INCORPORA. UN NUEVO MIEMBRO: EL COACH


ESTRÉS FAMILIAR. INCORPORA UN COACH A LA FAMILIA.

PLANIFICA. ESTAS A TIEMPO

 Los procesos de afrontamiento familiar frente al estrés tienen niveles de abstracción diferentes, y  las familias se desplazan a través de ellos de una forma evolutiva y estos niveles los podemos resumir en tres.
Estos procesos acompañados por un profesional del Coaching ayudan a descubrir a los miembros implicados en el proceso familiar a descubrir el camino.
Así, la primera tarea que realiza la familia cuando se encuentra en una situación estresante, es intentar cambiar sus procesos en el NIVEL I.
Desde esta perspectiva, se puede:
1.- cambiar las reglas familiares,
2.-reubicar las responsabilidades, o
3.-modificar las tareas en el sentido de quién hace qué.
Si los cambios en los procesos del NIVEL I tienen éxito, entonces la familia atraviesa un período de recuperación en el que no hay una necesidad de afrontar procesos relacionados con cambios en los NIVELES II o III.

 Sin embargo, en el caso de que los procesos del NIVEL I sean insuficientes, entonces la familia trata de introducir cambios en los procesos más básicos del NIVEL II.
Muchas estrategias de afrontamiento probablemente pueden utilizarse para realizar cambios en cualquier nivel. En este sentido, una familia puede tratar de cambiar en cualquier nivel durante mucho tiempo antes de desplazarse a un nivel diferente. Asimismo, es probable que no todas las familias se desplacen siempre a través de estas secuencias del desarrollo.
Pueden existir ciertos eventos estresores, tipos de familias, y situaciones en las que se puede prescindir de un nivel o de introducir cambios de un modo diferencial.
Estrés en el NIVEL I
Cuando las familias experimentan estrés en el nivel I, las estrategias de afrontamiento que utilizan representan intentos de:
1.- cambiar modelos relativamente específicos en la conducta de los miembros familiares o
2.-en las expectativas de rol o reglas del sistema familiar.
En este nivel de estrés, las familias tratan:
1.-de elaborar nuevas reglas y nuevos procesos de transformación, introducidos en algunos casos de un modo consciente y en otros de una forma no consciente.
Lo importante es que el metanivel básico del sistema referente a las reglas sobre las reglas, a las reglas sobre el cambio de reglas, o las reglas sobre la negociación de reglas, permanece intacto.
Desde esta perspectiva, se considera que el estrés en el nivel I no conlleva a una modificación
en los procesos de niveles superiores Así:
1.-el modo de dirigir la familia,
2.-los métodos de toma de decisiones,
3.-la conducta cooperativa o competitiva de la unidad familiar, o
4.-la cantidad de expresiones de amor, interés y compasión,
se mantienen intactos en el nivel II.
Asimismo, los cambios en los procesos de nivel III como por ejemplo:
1.-los valores básicos,
2.-la filosofía de la vida,
3.-la orientación sagrada versus la secular o
4.-las creencias con respecto a una orientación económica versus una preocupación por la parte emocional de la vida, no son objeto de modificaciones.
En el caso de que la familia afronte con éxito los estresores, utilizando los procesos del NIVEL I, volverá a un nivel normal de funcionamiento. Para ello, la familia puede buscar ayuda en un COACHE. Así, en la medida en que la familia reanuda su actividad normal, su atención centrada anteriormente en la situación estresante, se desplaza ahora hacia otros ámbitos de la vida familiar tales como los estudios, los amigos, el ocio, etc.
Estrés en el NIVEL II
Sin embargo, cuando las estrategias de afrontamiento de la familia en el NIVEL I no resultan útiles para enfrentarse a los estresores, la situación de la familia se hace cada vez más difícil.
En esta situación, el sólo hecho de reajustar las reglas o cambiar lo superficial o aspectos obvios de la familia resulta insuficiente de tal forma que la familia necesita realizar cambios más importantes o de metanivel. Así, si un niño se comporta de forma preocupante, es fácil suponer que el sistema familiar inicialmente trate de utilizar estrategias de afrontamiento en el NIVEL I. Actuará por ejemplo utilizando métodos de disciplina más severos, privará de recompensas al niño, le retirará recursos, cambiará algunas reglas, etc. En algunas situaciones, estos cambios en el NIVEL I tienen éxito, pero en otros casos no dan resultado por lo que los padres pueden empezar a reevaluar su acercamiento total hacia la disciplina; esto implicaría un acercamiento a los procesos del NIVEL II. Así, los padres pueden cambiar las formas con que se relacionan con el hijo. Por ejemplo, pueden darse cuenta de que han estado utilizando métodos de disciplina que son inapropiados para la edad de su hijo y que es necesario introducir un nuevo tipo de disciplina. Este tipo de cambio es más complejo, abstracto, y fundamental que los cambios en el NIVEL I puesto que tratan con las reglas sobre las reglas.


Estrés en el NIVEL III
Cuando las familias son capaces de tratar con éxito los eventos estresores utilizando procesos de los NIVELES I o II, tienden a regresar a su nivel normal de funcionamiento. Sin embargo, en algunas situaciones, la familia no es capaz de manejar los nuevos inputs del sistema. En esta situación, la familia se desliza gradualmente dentro de una situación estresante más profunda y más seria. Cuando esto sucede, la estructura de la familia se resquebraja y los supuestos paradigmáticos se cuestionan. La filosofía básica de la familia y las orientaciones en la vida se reevalúan, de modo que estas creencias básicas pueden ser modificadas, rechazadas o fortalecidas.

Por ejemplo, una familia que se oponga al consumo de drogas se enfrentaría a un evento estresor si descubriera que su hijo adolescente consume drogas. La familia podría en primer lugar utilizar para crear el cambio, alguna de las numerosas estrategias de afrontamiento en el NIVEL I. Por ejemplo, los padres podrían hablar con el hijo sobre el peligro de las drogas o podrían expresar su desaprobación con respecto a esta conducta. En el caso de que estos métodos particulares del NIVEL I no funcionasen, entonces la familia podría introducir otros cambios en el NIVEL I como obligar al hijo a que regrese a casa más pronto, o retirarle recursos materiales como el dinero o la disponibilidad de vehículo para las salidas nocturnas. Sin embargo, si los cambios en el nivel I no tienen éxito, entonces la familia podría recurrir a cambios más fundamentales en el NIVEL II. Así, podría cambiar sus métodos de disciplina básicos o podría trasladar al hijo a otra ciudad, es decir, serían cambios en la estructura básica de la familia.

Si estos métodos en el NIVEL II no funcionan, entonces la familia puede cuestionar eventualmente algunas de sus creencias básicas. Por ejemplo, puede adoptar una visión de la vida fatalista y concluir que las cosas sucederán tal y como tienen que suceder y que se tiene menos control sobre el mundo de lo que supuestamente se pensaba. La familia puede asimismo reajustar y reorganizar sus prioridades en la vida e implicarse en actividades que supongan un cambio en los valores. Por ejemplo, pueden reevaluar sus creencias sobre la adecuación de las drogas o leyes, pueden decidir oponerse al sistema legal o iniciar una cruzada para que las leyes sean más severas.
Estos cambios en las creencias pueden incluso extenderse a otros ámbitos de la vida, como al tipo de relación que mantiene la familia con los amigos, con los parientes, o con la comunidad.

En todos estos supuestos de estrés familiar, la reconducción es conveniente llevarla a cabo contando con la colaboración y la profesionalidad de un nuevo miembro de la familia “el coach” que como un miembro más intentará de reconducir posturas, ajustar comportamientos y hacer descubrir en los miembros de la familia a través de un proceso su posicionamiento en el grupo.