jueves, 21 de noviembre de 2013

ADOLESCENCIA: AJUSTE PERSONA-CONTEXTO.

LA  ADOLESCENCIA .  Modelos de ajuste persona-contexto.

Estos modelos consideran el desarrollo del adolescente como una interacción dinámica de las características del individuo y de su entorno. Los adolescentes provocan diferentes reacciones de su entorno como resultado de sus características físicas y comportamentales y los contextos contribuyen al desarrollo individual a través del feedback que proporcionan al adolescente. La calidad de este feedback depende del grado de ajuste entre las características del individuo y las expectativas, valores y preferencias del contexto social. El desarrollo problemático deriva de un desajuste entre las necesidades del desarrollo de los adolescentes y las oportunidades que les proporcionan sus contextos sociales. El modelo de ajuste persona-entorno se incrementa en complejidad al reconocer que puede haber variabilidad en el grado de ajuste entre un adolescente y múltiples contextos (p. ej. escuela, grupo de iguales, familia) al mismo tiempo. Además, las expectativas y demandas de estos contextos pueden estar o no en sincronía unos con otros.


Un desajuste puede darse en forma de expectativas o demandas del entorno que exceden las capacidades evolutivas del individuo. Algunas demandas que cambian las capacidades adaptativas actuales pueden proporcionar un estímulo y oportunidad para el desarrollo de nuevas competencias, mientras otras demandas pueden superar las capacidades del adolescente y pueden provocar altos niveles de estrés y desorden. Además, los desajustes entre las demandas del entorno y las capacidades adaptativas del individuo pueden mostrar diferentes efectos a corto y largo plazo.
Por otra parte, según Frydenberg), la adolescencia se ha investigado desde dos amplias perspectivas: la del desarrollo y la del ciclo vital. La perspectiva del desarrollo, en la que la adolescencia se considera a partir del contexto familiar, ha estado íntimamente vinculada con la teoría psicoanalítica y la teoría del aprendizaje social.
Tradicionalmente se centra en la madurez del individuo, los conflictos y la identificación. Esta perspectiva se centra en cambios específicos que ocurren en los dominios biológico, cognitivo, psicológico y social.
Se caracteriza por la investigación en función de la edad, hecho que ha sido considerado por algunos autores una forma limitada de investigar las percepciones que el adolescente posee de sí mismo y de su ambiente). En contraste, la perspectiva del ciclo vital más que una teoría es una orientación. El desarrollo es considerado como un proceso a lo largo de la vida en el que, como principio general, no se asume ningún estado de madurez especial. La edad no es considerada como una variable del desarrollo, sino como una variable indicadora. El proceso de crecimiento psicológico continúa a lo largo del desarrollo vital.
Dentro de esta perspectiva del ciclo vital, la adolescencia puede percibirse como un producto del desarrollo del niño y como un precursor del desarrollo del adulto. No es un período aislado de la vida sino una parte importante de un continuo ciclo vital.
La perspectiva del ciclo vital parte de tres premisas principales:

(1) El desarrollo es influido por el contexto en el que tiene lugar. La escuela, la familia y el grupo de iguales influyen en el desarrollo del adolescente.

(2) Las interacciones entre los individuos y su contexto implican una influencia recíproca. Es decir, los individuos influyen en el contexto en el que se encuentran.


(3) Las interacciones continuas entre el individuo y los diferentes contextos sociales son transaccionales; tanto los contextos sociales como el desarrollo individual pueden cambiar a lo largo del tiempo. Las continuidades o discontinuidades en el desarrollo individual están influidas por la estabilidad y cambio en el contexto en el que tiene lugar el desarrollo; el desarrollo individual ocurre en el contexto del cambio social.
La perspectiva del ciclo vital puede incluir perspectivas tales como la del desarrollo y la ecológica; es una perspectiva interdisciplinar.
Según Frydenberg, esta perspectiva, desde la que se investiga la adolescencia como una circunstancia en el desarrollo vital, puede constituirse en un marco apropiado para comprender las relaciones entre los jóvenes, la educación y el contexto social.

Cambios en el desarrollo
Una de las principales diferencias entre la adolescencia y otros periodos del desarrollo vital es el particular incremento de cambios que debe afrontar el individuo. Por una parte, el adolescente debe enfrentar el desarrollo de su identidad, incrementar su autonomía o la integración en el grupo de iguales. Por otra parte, este periodo se caracteriza por importantes cambios fisiológicos y por un marcado desarrollo cognitivo. El grado en el que la transición se experimente como estresante dependerá del impacto e interrelación entre los determinantes individuales y los determinantes situacionales. Estos cambios se articulan en tres áreas, fundamentalmente:
1.-cambios en el desarrollo físico/biológico,

2.-cambios en el desarrollo psicológico y
3.-cambios en el desarrollo social.

Cambios en el desarrollo físico/biológico
En la pubertad se producen cambios biológicos que incluyen el crecimiento y desarrollo de los órganos sexuales así como los cambios continuos en la forma y tamaño del cuerpo. Mientras que, generalmente, se piensa que los cambios biológicos se dan por completo en el período de la pubertad, existe un desarrollo continuo a lo largo de la adolescencia en cuanto a madurez y crecimiento físico .La gran cantidad de cambios que comienzan con la pubertad continúan influyendo al individuo más allá de su inicio. Estos cambios corporales y hormonales están consistentemente relacionados con procesos psicológicos y sociales (Coleman, 1987). En este sentido, la relación entre pubertad, estado de ánimo y conducta es un área muy activa de investigación. La evidencia empírica sugiere que los cambios hormonales se encuentran relacionados con los estados de ánimo y el comportamiento, aunque estas relaciones son complejas. Estas relaciones parecen diferir en función del género, la edad, los tipos de hormonas y su interacción entre ellas y el estatus puberal.
El desarrollo biológico, además, tiene unas importantes implicaciones sociales. Así, el impacto evolutivo de los cambios hormonales en la conducta y la emoción está en parte mediado por las respuestas que los cambios puberales elicitan de los otros en el contexto social. Específicamente, parece que el comienzo temprano o tardío de la pubertad en relación con el momento en que se produce este evento para el grupo de iguales es un importante predictor del ajuste conductual y emocional.
En cuanto a las relaciones familiares, la pubertad parece tener un impacto predecible, aunque esta asociación está modulada por una variedad de factores entre los que se incluyen el género del niño, edad en que se alcanzó la pubertad y la estructura familiar.

Cambios en el desarrollo psicológico
Desarrollo cognitivo. El desarrollo cognitivo es otra área de importantes cambios durante la adolescencia (Piaget).
Durante esta fase se desarrolla el pensamiento abstracto. Sin embargo, aunque esta forma de pensamiento aparece típicamente durante la primera adolescencia, muchos adolescentes y adultos nunca manifiestan la capacidad de pensar de forma abstracta.


Las preocupaciones que los adolescentes expresan y el uso que hacen de sus estrategias de afrontamiento incluyen un rango de estilos cognitivos y habilidades que reflejan diferentes niveles de pensamiento concreto y abstracto. En cuanto a la adquisición del pensamiento formal, Piaget y sus seguidores consideran que en la adolescencia se culmina el desarrollo cognitivo que se inicia con el nacimiento y cuyos estadios se pueden observar en el curso del desarrollo infantil. En este estadio el individuo desarrolla la capacidad de razonar en términos proposicionales y es capaz de tratar problemas abstractos, basarse en hipótesis, en posibilidades puramente teóricas, en relaciones lógicas, sin preocuparse por la realidad. Es capaz de emplear la lógica formal, independientemente de todo contenido. Lo posible prevalece sobre lo real, el pensamiento está en condiciones de combinar las operaciones entre sí: una capacidad que permite integrar lo real en el ámbito de lo posible. Estrechamente asociado a la capacidad cognitiva de elaborar operaciones formales, aparece el desarrollo de la conciencia moral.

Razonamiento moral. El razonamiento moral se desarrolla durante la adolescencia de manera que aparece una creciente preocupación por cuestiones de orden social. Se ha considerado que este desarrollo es más pronunciado en hombres que en mujeres. El desarrollo moral de las mujeres se caracteriza por un mayor énfasis en las relaciones interpersonales. De acuerdo con Kohlberg (1973), lo que distingue el razonamiento moral postconvencional  -el esfuerzo de los adolescentes por definir sus propias reglas morales en lugar de acatar simplemente las normas del grupo o de un individuo en particular- del razonamiento preadolescente que se encuentra en el nivel concreto, en que cada individuo reconoce que existe un contrato recíproco implícito entre el individuo y la sociedad. Además, durante esta fase existe un desarrollo posterior de principios, conciencia y juicios morales.


Cambios en el desarrollo social

Durante la adolescencia, los individuos se desplazan desde la primordial influencia de la familia, que es clara y evidente en la infancia, a la influencia creciente de los iguales. Sin embargo, no tiene por qué haber necesariamente conflictos de influencia entre familia y grupo de iguales. En una primera fase, el adolescente encuentra apoyo en grupos de pertenencia del mismo género, donde el resto de miembros comparten desarrollos fisiológicos similares. Durante la adolescencia media existe con frecuencia un acercamiento a los iguales del otro género, manteniéndose la unión con grupos del mismo género. Sin embargo, a medida que la adolescencia avanza, existe un acercamiento creciente hacia las relaciones de intimidad con el género opuesto, lo cual implica a su vez un cambio en los modelos de las relaciones con el mismo género.

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