lunes, 30 de diciembre de 2013

INTELIGENCIA EMOCIONAL: ADICCIONES. LA ACTUACIÓN DEL COACH DE FAMILIA

Los problemas de adicciones: drogas, alcohol, otros
Aplicaciones de la inteligencia emocional
ACTUACIÓN DE COACH DE FAMILIA

En primer lugar dejar claro que la inteligencia emocional no es la panacea con la que abordar todos y cada uno de los problemas que  tienen lugar en la familia, sin embargo, sí que puede resultar de utilidad como  complemento a otras formas de intervención profesional, como ocurre en los problemas de adicción a alcohol, drogas u otros. Cualquier conducta normal placentera es   susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo, siendo los componentes fundamentales de los trastornos adictivos la pérdida de control y la dependencia, aspectos estrechamente relacionados con la inteligencia emocional  que como Coach de Familia utilizamos como herramienta.


Para Griffiths cualquier comportamiento que cumpla estos seis criterios será definido inicialmente como adicción:

SALIENCIA: Actividad particular que se convierte en la más importante en la vida del individuo y domina sus pensamientos, sentimientos y conducta.

MODIFICACION DEL HUMOS: Experiencias subjetivas que la gente experimenta como consecuencia de implicarse en la actividad.

TOLERANCIA: Proceso por el cual se requiere incrementar la cantidad de una actividad particular para lograr los efectos anteriores.

SINDROME DE ABSTINENCIA: Estados emocionales desagradables y/o efectos físicos que ocurren cuando una actividad particular es interrumpida o repentinamente reducida.

CONFLICTOS: Se refiere a los conflictos que se desarrollan entre el adicto y aquellos que le rodean (conflicto interpersonal), conflictos con otras actividades (trabajo, vida social, intereses, aficiones), o dentro de los propios individuos (conflicto intrapsíquico) que están involucrados con la actividad particular.

RECAIDA: Es la tendencia a volver a los patrones tempranos de la actividad, restaurando incluso los patrones más extremos de la adicción tras muchos años de abstinencia o control.



Puede decirse que lo importante en la adicción no es la actividad concreta que genera la dependencia, sino la relación que se establece con ella. Es una relación negativa, incluso destructiva que el sujeto se muestra incapaz de controlar y para ello la presencia del Coach de familia como guía y colaborador de la familia para tratar de sacar de cada uno lo mejor, descubrir las debilidades y potenciar las fortalezas.
Sabiendo que los factores que convierten a una persona en un adicto son de tipo personal y social, así como propios de la sustancia u objeto de la adicción, podemos encontrar la utilidad de la inteligencia emocional en el campo de la prevención, de ahí muchas veces la importancia del Coach de familia como sujeto miembro externo de la familia que ayuda a descubrir las amenazas y corregirlas antes de que surjan.

Por una parte, porque promover el manejo de las emociones incómodas o molestas y su reconducción hacia conductas más deseadas por el sujeto, puede suponer un cambio radical en el estilo de afrontamiento de las situaciones difíciles, evitando la alternativa rápida y comprometida del consumo de sustancias o adicciones de cualquier tipo.

Por otra, porque la introspección y autoconocimiento impulsados por la inteligencia emocional servirán a la persona para conocer mejor sus capacidades y dificultades; la introspección y autoconocimiento en muchas ocasiones para descubrirlo, reflexionar y aplicarlo necesita de un experto que provoque a los sujetos implicados para conseguirlo; este experto es el Coach de familia .
La persona que se conoce mejor, es más dueña de sí misma, más capaz de tomar decisiones responsables, más consciente también de la renuncia que supone el desarrollar conductas contrarias a las deseadas (por la coacción del grupo o la curiosidad).



Promover la inteligencia emocional en nuestros hijos es sin duda un factor protector frente a los problemas de adicción, si bien no es garante de que éstos no vayan a suceder.
Cuando estamos hablando de un problema de adicción en un miembro de la familia, estamos señalando un problema que afecta a toda la familia, sin excepción y en la mayoría de las ocasiones para afrontarlo se requiere la presencia de un miembro externo que trabaje con toda la familia y este es el Coach de familia.

Los padres que son capaces, frente a tan difícil situación, de mantener ciertas dosis de manejo emocional, empatía y motivación tanto hacia el hijo afectado como hacia los demás miembros del grupo familiar pueden ayudar enormemente a la resolución del problema así como a la prevención de otros nuevos.
No es extraño que al tiempo que uno de los hijos tiene un trastorno de adicción a sustancias, otro, que no tenía dificultades en ese sentido, comienza a manifestar conductas de rechazo hacia la familia, llamadas de atención, celos por la dedicación requerida por el hermano o hermana, etc.

La sensibilidad por parte de los padres y la expresión de emociones en el núcleo familiar puede ayudar a evitar problemas y a conseguir una mejor colaboración de todos para ayudar a quien más lo pueda estar necesitando.

Si deseas resolver estos problemas y más que surgen en el seno familiar contacta con un Coach de Familia y descubrirás de lo que eres capaz.
Cristina Muñoz Alustiza (Profesora del Centro de Humanización de la Salud.








domingo, 22 de diciembre de 2013

El punto de partida en la Educación de nuestros hijos: EL AUTOCOCIMIENTO

El punto de partida en la Educación de nuestros hijos: El autoconocimiento




El primer elemento propuesto para el aprendizaje de la inteligencia emocional es el autoconocimiento o la conciencia de uno mismo.

Tomar conciencia de los propios deseos y motivaciones, los modos de reaccionar ante las situaciones diversas de la vida familiar, los valores que tenemos como padre, madre o núcleo familiar, también, los sentimientos que invaden el día a día, los momentos felices y aquellos de conflicto y preocupación.



El conocimiento de las debilidades, de los puntos flacos así como de los recursos y fortalezas, lejos de hacer frágil la figura del padre o la madre, le proporciona una capacidad mucho mayor de ser dueño de sus impulsos, especialmente en situaciones de gran tensión emocional como las que vivimos en la educación de nuestros hijos.

En ocasiones, experiencias del pasado o de nuestra propia infancia y adolescencia, se hacen presentes en el momento de educar y guiar a los hijos al provocar en nosotros el recuerdo de hechos que creíamos olvidados.

Tomar conciencia de la influencia de estos hechos, sentimientos en definitiva, resulta clave para lograr encauzarlos adecuadamente durante su proceso madurativo.

De lo contrario, no es extraño que, incluso de manera inconsciente, desarrollemos patrones educativos que se contradicen con lo que hubiéramos deseado transmitir, repitiendo estilos que detestábamos cuando éramos niños, o manifestando reacciones desproporcionadas y poco oportunas en el contexto y las necesidades de nuestros hijos.


 Diversos autores han señalado la importancia de conocerse a uno mismo como elemento clave para poder dar lo mejor y más adecuado en la relación con los demás.

Por otra parte, este conocimiento, ha de ser enriquecido con lo que nos aporta el contacto con otras personas.

No somos únicamente aquello que vemos en nosotros mismos, sino también aquello que de manera más o menos consciente, transmitimos a las personas que nos rodean, tanto a los amigos o la familia como a las personas menos cercanas como los compañeros de trabajo, vecinos, conocidos, etc.

Con frecuencia negamos la aportación o feed-back que hacen los demás de nosotros, si no se trata de una referencia con la que nos veamos identificados o cómodos. La tendencia a echar “balones fuera” rechazando la parte de nosotros que mostramos al mundo, incluso sin quererlo, puede empobrecer enormemente el conocimiento de uno mismo.



Veamos un ejemplo:
Una madre de dos niños de tres y cinco años se encolerizaba casi a diario con el mayor de ellos, insistiéndole en la importancia de mantener el orden en los juguetes y la ropa dentro de su habitación.
Pese a cierta dosis de razón en sus argumentos, el modo en que manifestaba su enfado parecía desproporcionado y muchas veces terminaba repercutiendo en el pequeño de los hermanos, quien se esforzaba por acertar en la expectativa que su madre mostraba hacia ellos.


No fue hasta que el padre de los niños, su esposo, habló de su impresión de estar depositando excesiva responsabilidad en niños tan pequeños, cuando Julia pudo constatar la tensión ejercida sobre sus hijos, fruto también en buena medida de la carga de trabajo que experimentaba en las últimas semanas tras haberse reincorporado a su puesto de trabajo fuera de casa.

Casos como el de esta madre nos suenan seguramente a todos, sin embargo, no siempre nos mostramos tan abiertos a la valoración externa por parte de los demás, ni tan siquiera de las personas con las que convivimos, rechazando cualquier apunte que nos pueda hacer sentir o reconocer que no lo sabemos todo.

Un poco de prudencia y escucha es necesario para este aprendizaje continuo de ser padres, así como dejarse decir y cuestionar por nuestra pareja y esas personas de confianza que pueden ayudarnos a sacar lo mejor de nosotros, para regalárselo a nuestros hijos.


 Muchas veces escuchamos afirmaciones como yo me conozco muy bien, yo no me sorprendo de nada, ya se de qué pie cojeo… sin embargo no siempre son reflejo de una persona que verdaderamente se conoce a sí misma.

No sólo los niños, los adultos también continuamos creciendo y evolucionando con el paso de los años y especialmente con la vivencia de acontecimientos más o menos significativos que nos suceden como la opción de vivir en pareja, tener un hijo, el duelo por la muerte de un ser querido, cambios laborales, de residencia, etc.

Estas situaciones que nos afectan y promueven un cierto cambio en la perspectiva de la vida, la recolocación de valores, la redefinición de metas… constituyen crisis de mayor o menor intensidad, que van a afectar a la persona que las padece, provocandole el cambio y la maduración.

Por este motivo, el autoconocimiento no constituye un elemento que se agota para alcanzar uno nuevo, no es un reto que se conquista y supera, representa más bien una actitud de apertura hacia la experiencia de la vida en uno mismo, el modo en que cambiamos y tomamos conciencia de esos cambios para poder sacar de ellos el partido máximo.

“En ocasiones, experiencias del pasado o de nuestra propia infancia y adolescencia, se hacen presentes en el momento de educar y guiar a los hijos”

domingo, 1 de diciembre de 2013

AUTOMOTIVACIÓN FAMILIAR.

La Motivación Familiar. 


La unidad familiar puede ser una fuente importante de estabilidad, seguridad, felicidad y sobretodo de motivación, el vivir, o mejor dicho convivir con otras personas únicas conlleva un esfuerzo personal de comprensión, convicción, y automotivación diaria para la consecución de los proyectos comunes y personales. 

Cuando las cosas van mal dentro de esta unidad, la motivación familiar y la automotivación personal puede convertirse en lo contrario: una fuente de gran angustia que se va a trasladar a otras facetas de nuestras vidas (la social, la laboral). 
En esos momentos de angustia debes buscar apoyo en tu propia automotivación y da igual el papel, el posicionamiento que desempeñes en esa unidad familiar. Debes encontrar tu "yo", hacer preguntas a tu pareja, a descubrir o mejor redescubrir la familia, a veces incluso a olvidarnos de nuestra edad cronológica y si es necesaria a cambiar nuestro plan de vida; recordar que debemos reinventarnos constantemente.


Normalmente durante el primer año de convivencia marital la pareja se llevan bien pero pasado el año empiezan algunas complicaciones, empiezan a aparecer las sorpresas y las diferencias normales de ser seres únicos; las crisis de parejas más fuertes se ha observado que se dan alrededor de los cinco años de convivencia; en este momento comienza el aburrimiento, las angustias, la falta de identificación con el proyecto, los cambios en la forma de amar, la vuelta hacia el egocentrismo. Comenzamos a encontrarnos mal, surgen dudas y tenemos que reforzar nuestra autoestima; cuando nosotros no somos capaces de identificar lo que nos ocurre debemos buscar un profesional que nos ayude a superar este momento, debemos buscar un Coach.



A pesar de que una pareja pueda estar casada hace años el hecho de que se compartan las tareas, proyectos, y responsabilidades, no significa sin embargo que la vida del otro puede afectar a la automotivación de alguno de ello y con ello a la motivación de la familia o de la unidad familiar.

El deseo de mantener una familia unida está en mantener un equilibrio muy delicado de la comunicación y el compromiso entre los integrantes. No es una tarea fácil, pero cuando dos personas se comprometen entre sí, se aman, son complices de vida (comprensión, complicidad, estima personal) y quieren estar juntos, la motivación de la familia es el lazo que une la estructura familiar.

Cuando las parejas tienen problemas, la motivación de la familia entra en juego. Si un esposo y una esposa realmente quieren que el matrimonio funcione, tienen que estar dispuestos a hacer mantener su automotivación en los momentos que no funcione para que la motivación familiar permanezca viva, tiene que aprender a inventar nuestras fórmulas de convivencia, de amor, de proyección hacia el futuro,un nuevo plan de vida a desarrollar. 
Tienen que aprender a apreciar la unidad familiar como un ente más que están formando juntos como un equipo con sus propias metas y objetivos. La motivación del equipo es responsabilidad de la automotivación de los integrantes y por eso cuando uno de ellos esta desmotivado los otros integrantes han de aportar más automotivación para mantener la motivación del equipo al mismo nivel. Si no son capaces de hacer esto, su unidad familiar se vendrá abajo junto con su relación.


Si las parejas tienen dificultades para resolver sus problemas solos, la motivación de la familia puede empujarles a buscar ayuda o asesoría externa. Las parejas pueden visitar a un especialista, a un Coach. Esto hará que se tome conciencia que cada miembro de la familia debe estar automotivado para que la atmosfera familiar este motivada y pueda existir una motivación familiar alta.



Cultiva tu automotivación, es un gran ejemplo y aporte para tu motivación familiar y mantiene a tu familia en equilibrio. Sin la motivación familiar los lazos familiares se van debilitando y al final se rompen.
Siempre que haya AMOR, estás a tiempo de reinventarte.


jueves, 21 de noviembre de 2013

ADOLESCENCIA: AJUSTE PERSONA-CONTEXTO.

LA  ADOLESCENCIA .  Modelos de ajuste persona-contexto.

Estos modelos consideran el desarrollo del adolescente como una interacción dinámica de las características del individuo y de su entorno. Los adolescentes provocan diferentes reacciones de su entorno como resultado de sus características físicas y comportamentales y los contextos contribuyen al desarrollo individual a través del feedback que proporcionan al adolescente. La calidad de este feedback depende del grado de ajuste entre las características del individuo y las expectativas, valores y preferencias del contexto social. El desarrollo problemático deriva de un desajuste entre las necesidades del desarrollo de los adolescentes y las oportunidades que les proporcionan sus contextos sociales. El modelo de ajuste persona-entorno se incrementa en complejidad al reconocer que puede haber variabilidad en el grado de ajuste entre un adolescente y múltiples contextos (p. ej. escuela, grupo de iguales, familia) al mismo tiempo. Además, las expectativas y demandas de estos contextos pueden estar o no en sincronía unos con otros.


Un desajuste puede darse en forma de expectativas o demandas del entorno que exceden las capacidades evolutivas del individuo. Algunas demandas que cambian las capacidades adaptativas actuales pueden proporcionar un estímulo y oportunidad para el desarrollo de nuevas competencias, mientras otras demandas pueden superar las capacidades del adolescente y pueden provocar altos niveles de estrés y desorden. Además, los desajustes entre las demandas del entorno y las capacidades adaptativas del individuo pueden mostrar diferentes efectos a corto y largo plazo.
Por otra parte, según Frydenberg), la adolescencia se ha investigado desde dos amplias perspectivas: la del desarrollo y la del ciclo vital. La perspectiva del desarrollo, en la que la adolescencia se considera a partir del contexto familiar, ha estado íntimamente vinculada con la teoría psicoanalítica y la teoría del aprendizaje social.
Tradicionalmente se centra en la madurez del individuo, los conflictos y la identificación. Esta perspectiva se centra en cambios específicos que ocurren en los dominios biológico, cognitivo, psicológico y social.
Se caracteriza por la investigación en función de la edad, hecho que ha sido considerado por algunos autores una forma limitada de investigar las percepciones que el adolescente posee de sí mismo y de su ambiente). En contraste, la perspectiva del ciclo vital más que una teoría es una orientación. El desarrollo es considerado como un proceso a lo largo de la vida en el que, como principio general, no se asume ningún estado de madurez especial. La edad no es considerada como una variable del desarrollo, sino como una variable indicadora. El proceso de crecimiento psicológico continúa a lo largo del desarrollo vital.
Dentro de esta perspectiva del ciclo vital, la adolescencia puede percibirse como un producto del desarrollo del niño y como un precursor del desarrollo del adulto. No es un período aislado de la vida sino una parte importante de un continuo ciclo vital.
La perspectiva del ciclo vital parte de tres premisas principales:

(1) El desarrollo es influido por el contexto en el que tiene lugar. La escuela, la familia y el grupo de iguales influyen en el desarrollo del adolescente.

(2) Las interacciones entre los individuos y su contexto implican una influencia recíproca. Es decir, los individuos influyen en el contexto en el que se encuentran.


(3) Las interacciones continuas entre el individuo y los diferentes contextos sociales son transaccionales; tanto los contextos sociales como el desarrollo individual pueden cambiar a lo largo del tiempo. Las continuidades o discontinuidades en el desarrollo individual están influidas por la estabilidad y cambio en el contexto en el que tiene lugar el desarrollo; el desarrollo individual ocurre en el contexto del cambio social.
La perspectiva del ciclo vital puede incluir perspectivas tales como la del desarrollo y la ecológica; es una perspectiva interdisciplinar.
Según Frydenberg, esta perspectiva, desde la que se investiga la adolescencia como una circunstancia en el desarrollo vital, puede constituirse en un marco apropiado para comprender las relaciones entre los jóvenes, la educación y el contexto social.

Cambios en el desarrollo
Una de las principales diferencias entre la adolescencia y otros periodos del desarrollo vital es el particular incremento de cambios que debe afrontar el individuo. Por una parte, el adolescente debe enfrentar el desarrollo de su identidad, incrementar su autonomía o la integración en el grupo de iguales. Por otra parte, este periodo se caracteriza por importantes cambios fisiológicos y por un marcado desarrollo cognitivo. El grado en el que la transición se experimente como estresante dependerá del impacto e interrelación entre los determinantes individuales y los determinantes situacionales. Estos cambios se articulan en tres áreas, fundamentalmente:
1.-cambios en el desarrollo físico/biológico,

2.-cambios en el desarrollo psicológico y
3.-cambios en el desarrollo social.

Cambios en el desarrollo físico/biológico
En la pubertad se producen cambios biológicos que incluyen el crecimiento y desarrollo de los órganos sexuales así como los cambios continuos en la forma y tamaño del cuerpo. Mientras que, generalmente, se piensa que los cambios biológicos se dan por completo en el período de la pubertad, existe un desarrollo continuo a lo largo de la adolescencia en cuanto a madurez y crecimiento físico .La gran cantidad de cambios que comienzan con la pubertad continúan influyendo al individuo más allá de su inicio. Estos cambios corporales y hormonales están consistentemente relacionados con procesos psicológicos y sociales (Coleman, 1987). En este sentido, la relación entre pubertad, estado de ánimo y conducta es un área muy activa de investigación. La evidencia empírica sugiere que los cambios hormonales se encuentran relacionados con los estados de ánimo y el comportamiento, aunque estas relaciones son complejas. Estas relaciones parecen diferir en función del género, la edad, los tipos de hormonas y su interacción entre ellas y el estatus puberal.
El desarrollo biológico, además, tiene unas importantes implicaciones sociales. Así, el impacto evolutivo de los cambios hormonales en la conducta y la emoción está en parte mediado por las respuestas que los cambios puberales elicitan de los otros en el contexto social. Específicamente, parece que el comienzo temprano o tardío de la pubertad en relación con el momento en que se produce este evento para el grupo de iguales es un importante predictor del ajuste conductual y emocional.
En cuanto a las relaciones familiares, la pubertad parece tener un impacto predecible, aunque esta asociación está modulada por una variedad de factores entre los que se incluyen el género del niño, edad en que se alcanzó la pubertad y la estructura familiar.

Cambios en el desarrollo psicológico
Desarrollo cognitivo. El desarrollo cognitivo es otra área de importantes cambios durante la adolescencia (Piaget).
Durante esta fase se desarrolla el pensamiento abstracto. Sin embargo, aunque esta forma de pensamiento aparece típicamente durante la primera adolescencia, muchos adolescentes y adultos nunca manifiestan la capacidad de pensar de forma abstracta.


Las preocupaciones que los adolescentes expresan y el uso que hacen de sus estrategias de afrontamiento incluyen un rango de estilos cognitivos y habilidades que reflejan diferentes niveles de pensamiento concreto y abstracto. En cuanto a la adquisición del pensamiento formal, Piaget y sus seguidores consideran que en la adolescencia se culmina el desarrollo cognitivo que se inicia con el nacimiento y cuyos estadios se pueden observar en el curso del desarrollo infantil. En este estadio el individuo desarrolla la capacidad de razonar en términos proposicionales y es capaz de tratar problemas abstractos, basarse en hipótesis, en posibilidades puramente teóricas, en relaciones lógicas, sin preocuparse por la realidad. Es capaz de emplear la lógica formal, independientemente de todo contenido. Lo posible prevalece sobre lo real, el pensamiento está en condiciones de combinar las operaciones entre sí: una capacidad que permite integrar lo real en el ámbito de lo posible. Estrechamente asociado a la capacidad cognitiva de elaborar operaciones formales, aparece el desarrollo de la conciencia moral.

Razonamiento moral. El razonamiento moral se desarrolla durante la adolescencia de manera que aparece una creciente preocupación por cuestiones de orden social. Se ha considerado que este desarrollo es más pronunciado en hombres que en mujeres. El desarrollo moral de las mujeres se caracteriza por un mayor énfasis en las relaciones interpersonales. De acuerdo con Kohlberg (1973), lo que distingue el razonamiento moral postconvencional  -el esfuerzo de los adolescentes por definir sus propias reglas morales en lugar de acatar simplemente las normas del grupo o de un individuo en particular- del razonamiento preadolescente que se encuentra en el nivel concreto, en que cada individuo reconoce que existe un contrato recíproco implícito entre el individuo y la sociedad. Además, durante esta fase existe un desarrollo posterior de principios, conciencia y juicios morales.


Cambios en el desarrollo social

Durante la adolescencia, los individuos se desplazan desde la primordial influencia de la familia, que es clara y evidente en la infancia, a la influencia creciente de los iguales. Sin embargo, no tiene por qué haber necesariamente conflictos de influencia entre familia y grupo de iguales. En una primera fase, el adolescente encuentra apoyo en grupos de pertenencia del mismo género, donde el resto de miembros comparten desarrollos fisiológicos similares. Durante la adolescencia media existe con frecuencia un acercamiento a los iguales del otro género, manteniéndose la unión con grupos del mismo género. Sin embargo, a medida que la adolescencia avanza, existe un acercamiento creciente hacia las relaciones de intimidad con el género opuesto, lo cual implica a su vez un cambio en los modelos de las relaciones con el mismo género.

sábado, 2 de noviembre de 2013

DENTRO DE CADA ADULTO HAY UN NIÑO

DENTRO DE CADA ADULTO HAY UN NIÑO


Un padre regañaba a su hijo por estar jugando de forma ruidosa y molesta, lo hacía con la voz fuerte y explosiva, el dedo levantado, con actitud amenazante,... entonces llamaron al timbre, eran unos amigos que querían ver el partido de fútbol, su actitud fue cambiando, sus gestos se suavizaron, saludó a cada uno, ofreció asientos,... empezó el partido y su equipo marcó gol, saltó entusiasmado de la silla gritando ¡gooooollll!.
(En cada uno de estos momentos estuvieron activos distintos estados de su Yo).
Berne (1961) define los estados del Yo como "sistemas coherentes de pensamiento y sentimiento manifestados por los correspondientes patrones de conducta". Todos los seres humanos manifiestan tres estados del Yo:
1- Uno derivado de los padres que ha tenido y por ello llamado estado Padre del Yo y que contiene las actitudes y el comportamiento incorporados de procedencia externa. En él la persona siente, piensa, actúa, habla y responde igual que lo hacía su padre o su madre cuando él era pequeño.
2- Otro es el estado del Yo en el que la persona aprecia la realidad presente de forma objetiva, con un sentido adecuado, de forma organizada, apreciando objetivamente lo que le rodea, calculando las posibilidades y las probabilidades sobre la base de su experiencia y conocimientos; es este el estado Adulto del Yo.
3- El tercero es el estado Niño del Yo, contiene todos los impulsos naturales a la vez que las grabaciones de sus primeras experiencias, de cómo respondió a ellas y de las posiciones que adoptó con relación a él mismo y a los demás; o de otro modo, es la parte de la persona que siente piensa, actúa, habla y responde igual que lo hacía él/ella cuando era un niño/niña de cierta edad.
Cómo nota aclaratoria resulta importante especificar que cuando escribimos "niño","adulto","padre" con letra minúscula nos referimos a persona real, a individuo. Lo hacemos con mayúscula cuando se refiere al estado correspondiente del Yo.
ESTADO PADRE DEL YO
Para bien o para mal, los padres son modelos fundamentales en la formación de la personalidad de los hijos: sus principios e ideas básicas acerca de la vida, sus pautas de comportamiento, las normas, reglas y leyes de convivencia, lo que se debe y no se debe hacer en cada momento, el cómo, cuándo y dónde de las diversas acciones, las advertencias fundamentales,... se van a ir grabando en su hijo contribuyendo de una manera muy importante en la formación de su personalidad. Además esto va a ocurrir de una forma global; de tal modo que, por ejemplo, cuando un padre oculta realidad al hijo influirá de varias maneras y una de ellas va a ser enseñándole que en diversas situaciones vale mentir.
El estado Padre del Yo es el que contiene esa serie de creencias, valores, actitudes, etc... de los padres. Y no sólo eso, cosas tan triviales como la forma de cocinar un plato, la manera de hacerse el nudo de la corbata, el modo de celebrar un cumpleaños, cómo educar a los hijos, etc... Casi sin que el propio sujeto sea consciente de ello se van a integrar en su personalidad formando este estado del Yo.

En términos generales el Padre contiene todas las pautas aprendidas sin mediar empeño, método ni esfuerzo, simplemente adquiridas a base de ver como eran activadas por las personas importantes, de prestigio y autoridad, que nos rodearon cuando éramos pequeños. Por estas razones los contenidos del Padre suelen ser estereotipados, maximalistas y, a veces, dogmáticos e intransigentes o simplemente convencionales.
Es una serie de grabaciones verbales y no verbales de las figuras parentales, cuya importancia es máxima en la primera infancia, debido a nuestro desvalimiento, vulnerabilidad y dependencia. En la medida en que vamos creciendo esa influencia de los demás va disminuyendo, pero siempre persiste en diversos grados en cualquier edad. El estado Padre del Yo se inicia alrededor de los 8 años de acuerdo con el desarrollo cerebral y sigue completándose durante toda la vida. de ahí la posibilidad de reparentalización cuando aquella fue inadecuada o problemática en cualquier forma.
La forma en que las grabaciones se van registrando en el cerebro a lo largo de la vida siguen 2 mecanismos diferentes.
La grabación directa que ocurre cuando la información es grabada directamente sin el análisis previo del Adulto del individuo de la exactitud o utilidad de tal mensaje. (Todas esas órdenes internas de las que no se sabe bien el por qué y a pesar de ello se siguen cumpliendo están en este grupo).
Ejemplos:
× "Ordena tu habitación" (sin más explicaciones)
× "Se come sentado"
× "Comiendo no se canta"
× La hora de acostarse es las diez
× Los gitanos solo sirven para cantar
× Todos los hombres/mujeres son iguales
× Se nace para sufrir
La grabación indirecta es cuando el sujeto dispone de un estado Adulto adecuado con el que analiza el mensaje parental que se le dirige, decidiendo si es conveniente, confiable y válido; así como si lo incorporará o no a su Padre.
Hay que pensar que en la infancia, por tener un Adulto poco desarrollado, la mayoría de las grabaciones son directas. Sin embargo, en personas mayores de edad es muy frecuente que se "traguen", sin análisis, multitud de ideas, pensamientos, imágenes, valores, principios, etc. de forma directa y sin utilizar ese Adulto que poseen. (Muchos partidos políticos, religiones, sectas, clubes, etc. entienden mucho de como conseguir que así sea).
Ejemplos:
× La fijación de objetivos en una empresa
× Los horarios de una familia
× Las normas de créditos de un banco
Lo bueno de estos procedimientos es que al ser fijados por el Adulto pueden ser modificado, no son tajantes y dogmáticos. Así es posible:
× Cambiar los objetivos debido a una nueva ley
× Dejar que hoy los niños se acuesten tarde ya que es...
× Dar un crédito especial a un cliente especial
Es importante que la persona utilice su Adulto para fijar las normas o leyes que regirán su vida o sus propósitos. Una vez estudiadas y decididas las más convenientes se adoptan y ubican en el Padre interno dejando libre el Adulto para otras cuestiones.
ESTADO ADULTO DEL YO
No guarda relación con la edad de la persona. Está orientado hacia la realidad presente y la recolección objetiva de información. Es organizado, adaptable e inteligente, y funciona poniendo a prueba la realidad, estimando probabilidades y calculando de forma absolutamente desapasionada. Dicho de otro modo, es la capacidad de la persona de una probatura adecuada de la realidad.
Berne (1961) ha dicho que "el estado Adulto del yo se caracteriza por una serie autónoma de sentimientos, actitudes y normas de conducta que se adaptan a la realidad corriente y que no están afectados por prejuicios Paternales o por actitudes arcaicas dejadas en él desde la infancia... El Adulto es el estado del yo que hace posible la supervivencia".

El Adulto recopila información de fuentes internas: sus propios datos, los contenidos del Padre y los del Niño; y de fuentes externas a través de los sentidos, de lo cenestésico (sensaciones y emociones) y lo Kinestésico (desde nuestros músculos, movimientos, aparato vestibular, etc). Si la información es exacta y suficiente operará eficazmente logrando deducciones válidas. Sin embargo, en ocasiones, la presión del Niño o el Padre es tan fuerte que será vencido a pesar de saber exactamente que es lo que le conviene hacer.
Ejemplo:
Juan es médico, está gordo, tiene colesterol e hipertensión y continua comiendo y fumando en exceso. Su padre era un fumador empedernido y la madre, obesa también, lo sobreprotegía para que no sufriera por nada. Su Adulto pierde la partida, sabe perfectamente lo que es mejor para él pero no lo hace.
Modelo ideal de respuesta
Según Berne, el Adulto cuenta con una triple fuente de información:
1.- Su propio banco de datos
2.- El Padre interno (normas, valores, modelos externos)
3.- El Niño (sensaciones, emociones, intuición, experiencias)
Cuando un estímulo llega al Adulto entrará en comunicación con sus propios datos y con los de los otros dos estados de su YO. La decisión final resultará de la computación de todos los datos.
Ejemplo:
Estímulo externo: el conductor de otro vehículo nos insulta
Padre interno: "Romperle la cara" (de un padre peleante)
No lo escuches (de madre sobreprotectora)
Adulto: Si me peleo puedo ganar y perder. Si gano puedo ir preso, si pierdo al hospital
Niño: mezcla de rabia, miedo, excitación y recuerdos de experiencias similares
Las decisiones podrán ser:
× Seguir ignorando el estímulo
× Gritarle otro insulto
× Pelear
× Darle consejos
× etc.
Cada respuesta tendrá sus propias consecuencias pero el Adulto tendrá que decidir en segundos con cual se queda.
La mente no para, los circuitos internos están siempre activos, sin embargo, no siempre somos conscientes de ello, incluso muchas personas nunca lo son. Cuando el Adulto no queda informado del contenido los diálogos van del Padre al Niño y viceversa e, inconscientemente, es como si volviéramos a la infancia, bajo la poderosa influencia de nuestros padres. Es imperioso que el Adulto tome cartas en el asunto para imponer la lógica. Para ejercitarnos en ello será bueno realizar los ejercicios que al final del tema le proponemos
ESTADO NIÑO DEL YO
"Es una serie de sentimientos, actitudes y normas de conducta que son reliquias de la propia infancia del individuo". (Berne 1961).
En el Niño están los componentes biológicos de la personalidad como son el sexo, la estatura, la inteligencia, el color de ojos o de cabello. También en él se encuentran sus primeras experiencias, sus modos de abordar la realidad, su creatividad, su intuición, su curiosidad, su ingenio,... Contiene todos los impulsos naturales junto con todas las grabaciones recibidas en la infancia, las primeras experiencias, las reacciones que experimentó, las respuestas que dio, las "posturas" que asumió con respecto a sí mismo o a los demás.
En definitiva, el estado Niño del yo es el que contiene todo lo que era el individuo cuando niño.
El Niño es el primer estado del Yo en aparecer. A partir de él se diferencian más tarde el Adulto y, finalmente, el Padre.

Aunque su tipo de pensamiento es mágico (cree en lo irracional, la superstición, por lo cual gran parte de la población en la que predomina el Niño es víctima de charlatanes, adivinos, curanderos, etc.) también detenta curiosidad, creatividad, intuición, captación global de las cosas, personas y situaciones. Es lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros, lo que nos gusta hacer. Emplea un lenguaje simple y transmite y capta una gran riqueza de mensajes no verbales (gestos, tonos de voz, miradas, tono muscular, ritmo respiratorio, cambios en el color de la piel) muchos de los cuales no son percibidos ni por el emisor ni por el receptor, pero tienen un importantísimo efecto en la comunicación.
CASO ILUSTRATIVO
Un padre de familia deseaba llevar a su hijo a un determinado colegio con el fin de que recibiera una adecuada educación pero fue aconsejado de que lo investigase cuidadosamente. El colegio tenía un sistema de enseñanza un tanto informal y de vanguardia en el que fundamentalmente se estimulaba la creatividad. Al ver el colegio y recibir las explicaciones de su funcionamiento fue fácil observar en él tres reacciones diferentes: en primer lugar frunció el ceño y dijo "no creo que ningún niño pueda aprender nada aquí, y más con este desorden". Posteriormente sus gestos se suavizaron y mientras reflexionaba se decía: "antes de decidir voy a informarme bien y a hablar con padres de alumnos para averiguar la evolución escolar". Mientras seguía pensando su cara se suavizó aún más y esgrimiendo una sonrisa se dijo: "cómo me hubiese gustado ir a un colegio como este".
Al analizar con esta persona sus distintas observaciones se vio claramente como en la primera reconocía la reacción de su propio padre; en la segunda era su Adulto el que buscaba la mayor información; la tercera era la de su Niño que recordaba sus propias experiencias escolares poco felices.
Según el análisis estructural, cada persona puede responder a un estímulo especifico en formas muy diferentes desde cada uno de los estados del yo. Veamos algunos ejemplos para facilitar la comprensión a la hora de distinguir desde que estado del yo están surgiendo nuestras respuestas:
Ante una música rock a todo volumen:
Padre: Y se atreven a decir que ese ruido es música.
Adulto: Esa música tan alta me impide concentrarme.
Niño: Con oírla se me abren las ganas de bailar.
Ante un cuadro abstracto:
Padre: A cuatro manchas le llaman arte.
Adulto: Por la marca que lleva está vendido.
Niño: ¡Oh, qué colores tan bonitos!.
Ante una pelea callejera:
Padre: Son unos energúmenos, tenían que matarse.
Adulto: Voy a llamar a la policía.
Niño: ¡Dale, dale!.
Ante un nuevo conocido que echa el brazo por el hombro:
Padre: Cuando actúa así no te fíes, algo querrá.
Adulto: ¿Qué significa este gesto?.
Niño: Me dan miedo los desconocidos.
Ante un empleado que llega tarde al trabajo:
Padre: Es usted una gandula, la próxima vez va a la calle.
Adulto: He de informarme de lo ocurrido.
Niño: !Ojalá pudiera yo llegar tarde!.
Ante el despertador por la mañana:
Padre: Tengo que irme a trabajar
Adulto: Son las ocho de la mañana
Niño: ¡Uf, Que sueño¡

En general, no resulta difícil distinguir en que estado del yo se encuentra la persona en función de su comportamiento o de sus respuestas. O aplicado a uno mismo, el comprender desde donde estamos funcionando en cada momento. Sin embargo, en la práctica, el aspecto más difícil de todo lo relacionado con el análisis estructural de la personalidad es lograr interiorizar "que Niño, Adulto y Padre no son ideas más o menos útiles, o neologismos interesantes y fáciles de comprender, sino que se refieren a fenómenos basados en realidades verdaderas". (Berne 1961).