miércoles, 3 de abril de 2013

TERAPIA FAMILIAR SISTEMÁTICA. SATIR

                                  Terapia Familiar  Sistémica de Virginia Satir
                               Idea de Comunicación
 
 
 
Comunicación en Satir
Partir de la Autoestima
En El primer paso para ser amado Satir sugiere comenzar por el reconocimiento de la unicidad de la persona (en su dimensión corporal, física, social, sexual…). “Al mismo tiempo, cada uno es una combinación de lo mismo y lo diferente…” Existen tendencias de agrupación por sexo, gusto, similitudes. La pérdida de la autoestima afecta la capacidad para gozar de las relaciones interpersonales. En su concepción de persona comparte los rasgos antropológicos de los enfoques humanista, a saber:
(a) Unicidad e irrepetibilidad: ser humano idéntico a sí mismo y diferente a los demás;
(b) Responsable: Podemos invocar y apelar; pero también ser invocados y apelados. Somos capaces de responder a los retos del exterior. La responsabilidad aplica para todas nuestras capacidades (responsabilidad para actuar, imaginar, pensar, sentir);
(c) Libertad: la capacidad de elegir la mejor de las posibilidades; la vida nos esta ofreciendo un sinfín de posibilidades. La elección de la mejor de ellas es la oportunidad de alcanzar efectivamente nuestra realización como personas. Y finalmente Capacidad de aprender a amar: el mejor ejercicio de la libertad tiene encuentro en el amor. Movimiento del amor: éxodo-libertad-creatividad.
La autoestima —como para la comunicación— existen obstáculo o mecanismos que van impedir el desarrollo de las potencialidades, uno de ellos son los juicios que hacemos acerca de la realidad sobre nuestros mismos; desvelar la imagen de quienes creíamos que somos. El principal temor a “recorrer el velo” es encontrar algo que nos pueda lastimar. “Lo que no conozco, no lastima”, luego entonces optamos por la comodidad que genera ese velo interior sobre nuestro ser real. La autoestima es el sentimiento, las percepciones de valía que tenemos sobre nosotros mismos.
Ante esta tarea, Satir (1989) despliega una serie de recursos, imágenes variadas, mecanismos para dialogar y encontrar los diversos rostros; es lo que la psicopatología llama con otros nombres (neurosis, obseso-compulsivo, histeria…) y que por la acción pedagógica de la autora se traduce en figuras, formas, personas en dar vida a la “gran obra de teatro” que subyace en cada uno de nosotros y sobre la que podemos aprender a tomar el control mediante la imaginación y la voluntad; en suma es un ejercicio de concienciación sobre esas voces y roles que están ahí”. La conciencia es otro nombre del amor; reconocer que no soy quien creía ser y por extensión que quienes me rodean no se encuentra restringidos por en las cárceles de mis preconcepciones. Mirarse con nuevos ojos es arriesgarse a ver algo nuevo. “Creencias y pensamiento nuevos son la fuente principal para abrir nuevas posibilidades. El siguiente paso es nuestra disposición para arriesgarnos a explorar estas posibilidades” . El paso más grande que uno puede dar es arriesgarse a lo desconocido; la preservación de nuestro estatus-quo particular es una forma de renunciar a nuevas posibilidades y reproducir esos roles y voces que nos habitan.
Todo cambio tienes tres fases :
(a) luna de miel, la fase de excitación o ansiedad;
(b) la fase en que las cosas parecen todas confundidas y ajenas;
(c) la integración, cuando la parte nueva resulta más cómoda y familiar.
 Desde esta perspectiva un nombre nuevo de la neurosis, puede ser justamente la resistencia al cambio, lo nuevo lo desconocido; los esfuerzos denodados que hacen las personas y los sistemas para reproducir y permanecer. La muerte anticipada de la persona es un esfuerzo por mantener el estatus-quo. En la evolución de una persona, no existe un solo camino, es una especie de horizonte que va cambiando y que cada estado demanda nuevos caminos y estrategias conducentes. Aprender otros caminos para hacer las cosas no es una instrucción automática que provenga del exterior; se trata de aprender a tomar riesgos y descubrir las cosas en un entorno de confianza y afecto.
“Enfoque Satir”
Estos conceptos que hemos explicado Satir los ha llevado a un plano terapéutico al grado que sin exageración podemos hablar de un “enfoque Satir”.
 En su terapia, la primera hipótesis de la autora se basa en una arraigada fe en que la gente está capacitada para crecer y cambiar, y es capaz de toda clase de transformación. Todos los seres humanos llevan consigo todos los recursos que necesitan para florecer.
Satir supone que la familia es un sistema donde todos reciben influencias e influyen en todo y todos los demás; la persona y las concepciones del terapeuta son los elementos más importantes a su disposición. En la estructura genérica, encontramos tres grandes etapas de la terapia familiar:
En la primera, se establece contacto y realizar un contrato de trabajo informal; el terapeuta se reúne con la familia y termina cuando se considera que ha recopilado suficiente información y ha establecido la confianza necesaria para proseguir con la siguiente fase.
Posteriormente viene una etapa de “caos” durante la cual el terapeuta suele intervenir en el sistema para perturbarlo; esta etapa se caracteriza por la disposición de uno o más miembros de correr el riesgo de adentrarse en un territorio desconocido.
Finalmente se aspira a una nueva integración, caracterizada por una sensación de esperanza y la disposición para hacer las cosas de una manera distinta y nueva; cambian las percepciones que los miembros tienen sobre el sistema, las formas de comunicación y en suma la “autoestima familiar”.
En este proceso es muy importante el papel el terapeuta quien tiene que ser un especialista de la comunicación. Este “promotor de la comunicación” se forma sobre la base de una serie de compromisos:
En primer lugar si profundo aprecio por la vida en toda sus manifestaciones, y la fe de que, en condiciones adecuada, toda forma de vida esta dirigida hacia el crecimiento;
El segundo, la suposición de que los pacientes poseen las semillas del crecimiento personal;
El tercero, el aprecio de los procesos familiares de sus luchas y posibilidades.
En todo momento Satir considera las habilidades terapéuticas humanas deben llevar a un encuentro auténtico con cada integrante de la familia, con sus emociones, sin importarle cuales sean; la congruencia es un requisito para estar centrados por lo que una persona con esta característica toma la responsabilidad de sus sentimientos y no culpa a las influencias externas de haberlas puesto en su interior también es importante que el terapeuta sepa cuando pierde la objetividad y en consecuencia el control y su equilibrio, por lo que la capacidad del facilitador para controlar sus manifestaciones internas es uno de los elementos terapéuticos mas importantes que posee.
La forma cómo pueden adquirir habilidades y cualidades los terapeutas es lograr un compromiso hacia lo que Virginia denomina las “Siete C” :
Compromiso;
Congruencia,
Compatibilidad,
Competencia,
Cooperación,
Compasión,
Conciencia y
Comunidad
que funcionan como operaciones amplias que promueven el cambio. Para hacer concreto este esquema Satir menciona los medios y técnicas, actividades especificas que usa con regularidad y explica que su aplicación eficaz depende de la comprensión del contexto mayor de su trabajo, dentro de estos medios y técnicas encontramos actividades experimentales que dan vida real al sistema familiar como lo son la escultura, la metáfora, el drama, replanteamiento o refraseo, humor y contacto, posturas de comunicación, estas posturas dan vida a cinco de los patrones básicos de interacción que se observan en las familias de cualquier parte del mundo (sistemas de comunicación adelante referiremos: aplacadora, acusadora o inculpadora calculadora, irrelevante y congruente), ballet de estrés familiar, familia simulada, las cuerdas como instrumento terapéutico, autonomía en una relación, reconstrucción familiar y por ultimo fiesta de las partes.
La idea de comunicación
La comunicación es el factor más importante que determina el tipo de relaciones que genera con los demás para poder sobrevivir. “La comunicación es el sentido que la gente da a su propia información."
En Terapia familiar sistémica (1989: 71) la autora define la comunicación como el proceso de dar y recibir información; reconoce que para estudiar la comunicación hay que hacerlo también de los procesos que intervienen:
La conducta verbal y no verbal; las técnicas que las personas usan para interactuar, los modos para obtener, procesar y emitir información de acuerdo a distintas finalidades. Una preconcepciones sobre la comunicación lleva a identificarla únicamente con una dimensión (verbal o no verbal). En su definición de comunicación, Satir comparte las acepciones que Watzlawick et al (1981) ha esbozado en su teoría de la comunicación y que constituyen la síntesis más acabada de lo que para la Escuela de Palo Alto es comunicación:
(a) No es posible no comunicarse, lo que equivale a decir que conducta es igual a comunicación;
(b) así mismo ésta tiene dos aspectos o dimensiones, uno contenido y un aspecto relacional; el segundo califica al primero y es, por ende, una metacomunicación.
(c) Una serie de comunicaciones puede entenderse como una secuencia ininterrumpida de intercambios (puntuación de secuencia de hechos).
(d) La comunicación tiene un nivel digital y otro analógico. Y
(e) Todos los intercambios comunicacionales son simétricos o complementarios, según se basen en la igualdad o en la diferencia.
Si bien Satir no reflexiona sobre los principios sistémicos de la comunicación, sus definiciones y ejercicios encontramos una puesta en práctica muy eficiente de los mismos:
Principios de Totalidad y como la suma de elementos no hace el todo. No es solo analítico (descomponer para estudiar las parte); se trata se estudiar el todo con las partes interrelacionadas en la interacción;
El principio de Interrelación e interdependencia de objetos, tributos y acontecimientos;
El Principio de causalidad circular: el comportamiento de cada actos del sistema forma parte de un juego (implicaciones, acciones, retroacciones) y las estructura del orden / desorden (Entropía / Negentropía) con las que el facilitador juega durante la terapia (Cf. Marc y Picard, 1991).
Para comunicarse adecuadamente es necesario que las personas aprender a obtener / recibir información que necesitan de los otros; aprender a comunicarse con claridad, esto en principio quiere decir que el otro sepa lo que pensamos y sentimos con claridad:
a) lo que hemos aprendido o lo que creemos saber.
b) Lo que esperamos de otros.
c) Cómo interpretamos lo que otros hacen
d) Cuál es la conducta que nos agrada y cuál es la que nos desagrada.
e) Cuáles son nuestras intenciones
f) Cuáles es la imagen que otros nos dan de ellos mismos.
Esto no siempre es tan fácil, en principio por el carácter polisémico del lenguaje, las connotaciones que las palabras y acciones pueden tener. Una misma acción-signo puede connotar diferentes cosas. Satir encuentra en “el significado real de la palabras” uno de los principales problemas en la comunicación interpersonal. De los problemas más comunes por el significado y uso de las palabras están:
a) La generalización: un caso es igual a todos los casos.
b) Intolerancia. Lo que a “mi” me gusta (disgusta) tendría que gustarle (disgustarle) a los demás
c) Las propias evaluaciones son completas (por tanto no se puede poner en “tela de juicio”
d) Naturalización: se dan por natural las cosas, las cosas son como son y no vana cambiar (“ella no cambiará, así es”)
e) Dicotomización (ella me quiere o no me quiere; este grupo es bueno o mala)
f) Enjuiciamieto: se cree que las evaluaciones corresponde al “ser” de las personas (“ella es fea”; “él es egoísta”)
El comunicador funcional no da las cosas por supuesto, no asiente o disiente sin más; explica y pide explicaciones, escucha y pregunta, explora posibilidades para explicar o comprender mediante nuevas preguntas, ejemplos. Satir resume que una persona que se comunica claramente puede expresar con firmeza su opinión, aclarar y clarificar lo que se dice, pedir la réplica, ser receptivo a la replica que se resumen en las tres habilidades básicas para la comunicación: saber escuchar, retroalimentar y confrontar. La comunicación no es solamente expresarse con elocuencia, sino y sobre todo dirimir y negociar, resolver y encontrar puntos comunes, como construcción de un proceso.
Satir es consciente que no podemos en nuestras interacciones estar pidiendo retroalimentación, casi no tendríamos tiempo de decir lo que pensamos. La comunicación es disfuncional cuando el patrón dominante en la interacción es la generalización, la dicotomización, la naturalización o cualquier otro mecanismo. La comunicación “absolutamente” clara no es posible porque la comunicación es por su naturaleza misma, incompleta; hay grados. El comunicador disfuncional deja al receptor buscando a tientas y adivinando qué hay dentro de la cabeza.
Optimista como se desprende de la lectura de su obra y algunos testimonios de quienes le conocieron, Satir gusta en el común estilo estadounidense, de sugerir recetas, dar formas y atisbar soluciones específicas a los problemas más complejos de comunicación, lo que no puede desdeñarse de su compromiso práctica por mejorar las relaciones humanas.
Para Satir la importancia de la comunicación es vital. Todos los seres humanos, salvo aquellos que carecen de algún sentido (vista, oídos, tacto, etc.), poseen los mismos elementos para comunicarse: Su propio cuerpo, el cual se mueve y tiene forma propia; valores, es decir, aquellos conceptos que representan su estilo de vida; sus expectativas, provenientes de experiencias pasadas; sus órganos de los sentidos; el lenguaje y su parte intelectual que incluye lo que la persona ha aprendido de sus experiencias pasadas, lo que ha leído y lo que se le ha enseñado. La clave para tener relaciones básicamente favorecedoras del crecimiento, la salud y el bienestar es la comunicación.

La comunicación es el principal mecanismo en las interacciones que los seres humanos establecen, a través de ella se conocen y se negocian los espacios en la vida cotidiana, al igual que se entregan o vivencian las creencias, las costumbres y los estilos de vida propios de cada familia, comunidad o espacio social al que se pertenece.
La forma en que nos comunicamos puede afectar lo que sentimos respecto de nosotros mismos, de los demás y las situaciones; esos sentimientos afectan en distinto nivel y grado nuestras interacciones que se traducen en pensamientos, sentimientos, respuestas corporales. Estudiar la comunicación es hacerlo de la manera como las personas reaccionamos en distinta situaciones e indagar por el significado que tiene para cada actor los hechos.
 
 
 

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